Paseíllo de Maestranza Films
El guionista Rafael Cobos y el productor Antonio Pérez, en la ficha de ‘Toro’, donde suena la música de Michael Nyman, que el día 6 actúa en Sevilla.
F. Correal «Diario de Sevilla»
En Sevilla terminaron los toros y empieza el paseíllo. Ya está en las carteleras la película que ha abierto el festival de cine de Málaga que ha homenajeado a la trianera Paz Vega, la Antoñita Colomé del siglo XXI. El cartel del cine Cervantes tiene el aroma de las grandes tardes de toros. La película Toro la protagonizan tres actores de tres generaciones bien diferentes: José Sacristán, Luis Tosar y Mario Casas. Un madrileño de Chinchón, donde fue párroco el cura Lezama que abrió la Taberna del Alabardero, y dos gallegos. Tosar fue Malamadre en la adaptación de Celda 211, la maravillosa novela de Paco Pérez Gandul, y Mario Casas se metió en el extrarradio de Caracafé y los hermanos Amador cuando fue uno de los inspectores de Grupo 7, la película de Alberto Rodríguez.
Fuimos a ver Toro antes de que nos la cuenten. Es un magnífico motivo para ver una película o leer una novela: que no te la destripen o, lo que es peor, que no te den la monserga. Es un Toro salvaje verdaderamente. Una coproducción galaico-andaluza, como los poemas de Rosalía que tradujo Lorca, como la infancia coruñesa de Picasso o la devoción de Valle-Inclán por el poeta sevillano Alejandro Sawa, su modelo en Luces de bohemia.
La mayoría de las escenas transcurren en un escenario que me resulta familiar. He hecho footing hasta el bar Molière por el paseo marítimo que une o separa Torremolinos y Benalmádena. Los primeros rincones españoles que embrujaron a dos de los más prestigiosos hispanistas británicos. Raymond Carr llegó a Torremolinos en luna de miel y Paul Preston descubrió España por Benalmádena en su particular viaje a la Alcarria, porque uno de sus términos, el situado entre la costa y la sierra, se llama Arroyo de la Miel. Hay varios guiños sevillanos en la película del barcelonés Kike Maíllo. El arranque es espectacular: la voz de Estrella Morente con la música de Michel Nyman, que estará en Sevilla el próximo 6 de mayo, víspera de mi cumpleaños, para tocar su música en la sala Box, el antiguo pabellón de Canadá de la Expo 92. Ya vino a Sevilla en uno de los encuentros de Música de Cine que organizaron Carlos Colón y Manolo Grosso.
Morente hace la enésima versión del bellísimo poema, mística pura, de San Juan de la Cruz, el de que «a la caza di alcance». Uno de los más interpretados. Estos versos del fraile y poeta al que encarnó Juan Diego en la película de Saura han sido cantados por el rockero Silvio en memorable homenaje y por Amancio Prada. La ficha técnica de la película es tan numerosa, con esa duplicidad de equipos técnicos repartidos entre Galicia y Andalucía, que el Servicio Andaluz de Empleo tenía que rendirle pleitesía al cine español.
Entre los muchísimos nombres que aparecen en esta película de una productora que tiene como reclamo la palabra Apache, aparecen Rafael Cobos, Goya al mejor guión por su trabajo en La Isla Mínima y que ha vuelto a trabajar con Alberto Rodríguez en El hombre de las mil caras. La historia de Paesa y Luis Roldán (que aparece fotografiado con la periodista en el último libro de Nativel Preciado). El otro nombre ya es un clásico del cine andaluz: Antonio Pérez, de Maestranza Films, productora ideal para impulsar este paseíllo de Sacristán, Tosar y Casas, porque el orden cronológico es inverso al alfabético. Antonio es un bético de Andújar, patria del Iliturgi, historia viva de los inicios del festival de cine de Sevilla. Fue el productor de Solas, la puesta de largo de Benito Zambrano, con el descubrimiento cinematográfico de dos novatos llamados Carlos Álvarez-Nóvoa y María Galiana. En el elenco de Toro figura Alberto López, el Culebra, uno de los Compadres, que fue a por lana y salió trasquilado. Otra referencia sevillana de la película es Textos y Formas, empresa de artes gráficas de la calle Lumbreras.
Deberían proyectarla en el Alameda Multicines, complejo que se inauguró hace cuarenta años con Asignatura pendiente, de José Luis Garci, con José Sacristán y Fiorella Faltoyano. El actor madrileño es un bendito repetidor. Que en la película es padrino y hermano mayor.