Una historia de mafias y terrorismo en la que triunfa el amor
Villa Luisa, una casa palacio sevillana de 1925 construida en estilo mudéjar, se ha convertido en lujosa morada marroquí para albergar algunas de las escenas de La ignorancia de la sangre, el thriller que Manuel Gómez Pereira está rodando desde finales de octubre y que protagonizan Paz Vega, Juan Diego Botto y Alberto San Juan. La película, basada en la novela homónima del británico Robert Wilson, pone a prueba el temple de Javier Falcón, el jefe de Homicidios de Sevilla a quien encarna Botto.
“El inspector Falcón es un personaje muy rico. Es un tipo obsesivo, respetuoso con la ley y trabajador que se ve envuelto en una situación que le lleva al límite”, explica el protagonista de la historia que parte del último libro de la tetralogía de Wilson y cuenta con guion de Nicolás Saad.
“Es una historia en la que se cruzan la mafia rusa y el terrorismo islámico pero, en el fondo, también es una historia de amor. Un amor que lleva a Falcón a arriesgar su vida para rescatar a un niño que no es suyo”, resume la sevillana Paz Vega, quien se mete en la piel de una empresaria viuda, pareja de Falcón y madre del niño de ocho años a quien la mafia secuestra para presionar al inspector.
El filme, con un presupuesto de unos 2,5 millones de euros –una cantidad alta para la actual industria española-, acabará de rodarse el 20 de diciembre y su director pretende estrenarlo en otoño de 2014. Además de Tenerife, donde el equipo comenzó a trabajar, y Sevilla, donde están desde el 11 de noviembre, el medio centenar de personas que participa en esta producción se trasladará después a Marruecos, donde grabarán exteriores entre Tánger y Fez.
La ignorancia de la sangre comienza con un aparatoso accidente de tráfico en el que muere un miembro de la mafia rusa que llevaba un maletín con ocho millones de euros y un disco duro con información comprometedora. Un caso del que se ocupa Falcón quien, además, tiene que lidiar con el terrorismo islámico para ayudar a su amigo Yacub, a quien da vida Alberto San Juan.
Yacub, mitad marroquí y mitad español, se ha infiltrado en un comando islamista para proporcionar información a la policía pero los terroristas le han puesto a prueba y pretenden reclutar a su hijo adolescente, un papel que interpreta el marroquí Hamza Zaidi. Ambos casos se entrecruzan y el inspector acaba tomándose la justicia por su mano para rescatar al hijo de su novia. Los rusos exigen al policía que les devuelva el dinero y el maletín a cambio del niño. El palacio de Villa Luisa, donde se está grabando esta semana, simula el lugar de Fez en el que se ha refugiado su amigo Yacub junto a su madre, que interpreta María Alfonsa Rosso.
“Manolo [Gómez Pereira] es un hombre con una calma absoluta y una serenidad maravillosa que nos lleva a terrenos muy interesantes”, afirma Paz Vega para quien esta es su quinta película en 2013. “Este es el año que más he trabajado en toda mi carrera, aunque todavía no se ha estrenado ninguna”, aclara la actriz que reside en Los Ángeles pero está muy atenta a lo que ocurre en el cine en España. “Me da la sensación de que el cine español está cobrando bríos tras pasar una depresión muy fuerte los últimos dos años. Aquí no tenemos la cuota de pantalla que deberíamos, pero el cine español suena en Estados Unidos y en Europa”, comenta la actriz, quien cree que su personaje debe de ser “bipolar”. “Consuelo conoce a Falcón porque fue quien se encargó de investigar el asesinato de su marido y su relación con él la mete en una espiral de violencia. Ella se divide entre la angustia ante el secuestro de su hijo y el amor que siente por él”, explica la protagonista de Lucía y el sexo, de Julio Medem.
Para Juan Diego Botto, quien además de actor es dramaturgo y director de escena, el cine español no ha superado aún el bache. “El Gobierno no solo tiene que rectificar el IVA del 21% sino también que definir la ley del cine porque es una legislación muy ambigua que es lo peor que le puede pasar a cualquier industria. El sector del cine ya no es como en los 90, Internet es una realidad completamente nueva que ha cambiado la forma de vender el cine”, asegura el actor que cuida especialmente su carrera teatral y este año ha interpretado Un trozo invisible de este mundo, cinco textos suyos sobre la inmigración y el exilio que tienen para él un trasfondo muy personal. La obra podrá verse en el Teatro Central de Sevilla los días 13 y 14 de diciembre.
“Hay muchas opciones, tendremos que fijarnos en modelos como el francés o el norteamericano, pero lo que está claro es que Internet tiene que ser una herramienta que usemos a favor del cine y no en contra. Hay que adaptarse a los nuevos sistemas porque la necesidad de contar historias no va a desaparecer nunca. Creo que las cosas perviven mientras que son socialmente necesarias y que representarnos y contarnos es algo que el hombre necesitará siempre”, concluye.